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Dragonfly

La cárcel del crepúsculo (VI)

Aparcamiento para larga estancia
El nombre le llamó la atención. Además, a su mente adormecida por el malestar, por el dolor, le pareció que era un buen lugar para comenzar la búsqueda. Cogió algunas herramientas de la moto que podían serle útiles. La valla metálica se le antojó un muro infranqueable. Así que no le quedó más remedio que aparcar la moto justo junto a ella, trepar al asiento para poder salvar la valla.
Se sintió muy pequeño ante semejante marea de coches, furgonetas, pequeños camiones. Moviéndose con sigilo, se preguntaba si sería capaz de encontrar el ojo de la aguja... era tan difícil.
No le dio tiempo a nada más. Ni siquiera escuchó unos sutiles pasos a su espalda. Algo duro y metálico le golpeó en la nuca, arrastrándole de nuevo hacia la oscuridad.

-No hay mal que por bien no venga. También nos lo llevaremos. Puede sernos útil, ella lo atrajo hasta aquí. Deben estar unidos por algún tipo de vínculo-
-El avión ya está listo-
-Perfecto. Ayúdame a subirlo a la furgoneta.-
Abrieron las puertas traseras del furgón. En el interior estaba ella, cansada, desesperada, atada y amordazada.
Mientras cargaban el cuerpo inconsciente, se dieron cuenta de que habían comentido un tremendo error. Pero ya era demasiado tarde...
Que aguien te grite al oído no es agradable... Imagina por un momento que en vez de eso, te gritan directamente en el interior de tu mente....
Los hombres armados se desplomaron como fardos, sin sentido.
Ella se arrastró hasta donde estaba el cuerpo del joven. Dentro de lo que le permitían sus ataduras, comenzó a zarandearle suavemente, tratando de que despertara. Tras unos minutos eternos, el joven comenzó a moverse levemente.

De nuevo le dolía terriblemente la cabeza. Ni la más remota idea de donde se encontraba. Pero entonces Rosa volvió a golpearle suavemente. Se acercó a ella y la desató.
-¡Deprisa! Pueden despertar en cualquier momento-
Rosa estaba demasiado débil para caminar, así que, llevándola en brazos, salió de la furgoneta y echó a andar por el aparcamiento. Su mente trabajaba frenéticamente, mientras paseaba su mirada por cada uno de los coches. Descartaba los más modernos, los más lujosos, cargados de dispositivos electrónicos para evitar su robo. Hasta que tropezó un viejo Kadett GSI. En un coche como aquel había aprendido a conducir, lo conocía perfectamente. Dejando a Rosa en el suelo, comenzó a forzar la puerta. Apenas unos segundos después, la acomodaba en el asiento trasero. Pese a la bruma de su mente, hacer el puente le resultó soprenedentemente fácil. Instantes después se perdían en la noche los dos...

2 comentarios

Dragonfly -

He recibido un mail tuyo y ya te he respondido. Besitos...

Marta (A traves del espejo) -

Hola! He intentado enviarte un mail pero me dice que tu direccion es erronea! Enviame un mail tu por favor!
Besos!