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Dragonfly

La cárcel del crepúsculo (IV)

La cárcel del crepúsculo (IV) Cuando volvió a la luz ni siquiera sabía donde se encontraba. Permaneció unos instantes tendido en el suelo de la cocina, tratando de tranquilizar los apresurados latidos de su corazón y al dragón enfurecido que amenazaba con hacer estallar su cabeza. Pero aquel ruido infernal apenas le dejaba pensar. ¿De donde venía? Desperdició algunos preciosos segundos en percatarse de que procedía de su cabeza... Un bramido aterrador... pero no lograba relacionarlo con nada.....
Aviones. Enormes pájaros de acero aterrizando y despegando en medio del estruendo de sus motoros. Eso explicaba el aroma a queroseno que inundaba el ambiente...
Regusto metálico en el paladar. Ella estaba confinado en un lugar angosto, caluroso, oscuro, tal vez algún tipo de vehículo, una furgoneta o un camión quizás...
Podría saberlo todo sobre el lugar donde se encontraba, todo, hasta el último detalle, con mayor precisón que la de un moderno GPS. Pero eso sería su fin, su muerte. No estaba preparado, eran tan diferentes como lija y terciopelo.
Todavía estaba un poco mareado, pero la prisa le azuzaba. Cerca del aeropuerto, allí estaba, era todo lo que le hacía falta. Moviendose con toda la rapidez de que era capaz, entro en el dormitorio y cogió el casco y las llaves de la moto. Dejó la casa rápidamenta, bajando los peldaños de 3 en 3, prontó alcanzó la calle.

Foto: el blanco y negro se asoma a mi bitácora. Foto artesanal total, de mi época en el curso de fotografía... Junto al Retiro, pero esta vez era sábado, nada de pellas....

5 comentarios

Dragonfly -

cuanta responsabilidad! ;)

Mery -

jolines... me estoy enganchando ehh jejeje... se esta volviendo en el vicio sano de tus lectores ;), Besos!!

Nimue y su kaos -

La cosa cada vez se pone más interesante, buen guiño a marea con eso de 'lija y terciopelo', besets

Verwandlung -

Curiosa divagación la tuya. Me alegro de que te gustara esa cárcel crepuscular que te sugerí. Sigue escribiendo, libélula inquieta, pues tus verbos hacen mover tus alas, y tus alas te mantienen suspendido en un cielo cada vez más ajeno al barro en el que nos hundimos todos. Un saludo, insecto travieso!