Intuición (IV)
Casi podía escuchar la voz de Miriam No puedes quedarte ahí tirado, esperando a que todo se resuelva por si solo. Concéntrate y usa tu intuición igual que usas el resto de tus sentidos.
Aunque necesarias, las preguntas de la policía le resultaron pesadas y dolorosas, removiendo sentimientos y recuerdos. Miriam no tenía familia en España. De madre argentina y padre español, sus padres habían muerto hace tiempo sólo le quedaba algún familiar lejano en Argentina. Compañeros de trabajo a parte era quien tenía una relación más estrecha con ella, por lo que era completamente lógico que le bombardearan con todo tipo de preguntas ¿Alguien podría querer hacerle daño? ¿Tenía algún enemigo? ¿Algún motivo por el que pudiera querer desaparecer?
Según las hipótesis de la policía, estaba bastante claro que Miriam se había marchado por su propia voluntad. Era mayor de edad y podía hacer lo que quisiera con su vida.
Recordaba los momentos que habían compartido. De no haberla conocido quizás pensara que se trataba de una aparición, de un sueño.
Según la policía, su piso estaba tal y como lo dejó el día de su desaparición, no había indicios de que hubieran forzado la puerta o revuelto el interior. Eso tendría que comprobarlo por sus propios medios, pero con cuidado, no fuera a levantar sospechas.
Comprendió que igual que habían venido a por ella, podían volver a por él. Se asustó mucho. ¿Quiénes? ¿Y por qué?
Recorrió de puntillas su piso. Las persianas bajadas y todo en penumbra para mitigar el intenso calor del verano. Abrió un armario. En un rincón, su equipo de escalada, criando polvo para no variar. Pies de gato, cuerdas, aneses, mosquetones. Quizás le hiciera falta más pronto de lo que pensaba
Aunque necesarias, las preguntas de la policía le resultaron pesadas y dolorosas, removiendo sentimientos y recuerdos. Miriam no tenía familia en España. De madre argentina y padre español, sus padres habían muerto hace tiempo sólo le quedaba algún familiar lejano en Argentina. Compañeros de trabajo a parte era quien tenía una relación más estrecha con ella, por lo que era completamente lógico que le bombardearan con todo tipo de preguntas ¿Alguien podría querer hacerle daño? ¿Tenía algún enemigo? ¿Algún motivo por el que pudiera querer desaparecer?
Según las hipótesis de la policía, estaba bastante claro que Miriam se había marchado por su propia voluntad. Era mayor de edad y podía hacer lo que quisiera con su vida.
Recordaba los momentos que habían compartido. De no haberla conocido quizás pensara que se trataba de una aparición, de un sueño.
Según la policía, su piso estaba tal y como lo dejó el día de su desaparición, no había indicios de que hubieran forzado la puerta o revuelto el interior. Eso tendría que comprobarlo por sus propios medios, pero con cuidado, no fuera a levantar sospechas.
Comprendió que igual que habían venido a por ella, podían volver a por él. Se asustó mucho. ¿Quiénes? ¿Y por qué?
Recorrió de puntillas su piso. Las persianas bajadas y todo en penumbra para mitigar el intenso calor del verano. Abrió un armario. En un rincón, su equipo de escalada, criando polvo para no variar. Pies de gato, cuerdas, aneses, mosquetones. Quizás le hiciera falta más pronto de lo que pensaba
5 comentarios
susurro -
está interesante
tenemos necesidad de engancharnos a una novela, jeje
besotes
dragonfly -
Te gusta tanto que pones los cometarios de 2 en 2
Aurawa -
Me tiene intrigadisima ...
Mas mas mas mas
jajajaja
Besotes
dragonfly -
besicos mañaneros
Marta -