Intuición (VIII)
(Todo lo publicado hasta ahora aquí)
Mientras dormía, su mente seguía trabajando. Y volvía a virir esa sensación, esa intuición que había sentido antes de que Miriam. Esa sensación tan descorazonadora no le era desconocida..
Sol, calor, brisa, olor a mar y las manos de su madre poniendole crema en la cara. Arena, cubos, palas y castillos.
Era todavía demasiado pequeño para saber lo que era el amor. Pero le gustaba estar cerca de aquella niña. Jugar con ella, hacer castillos de arena. A su lado se sentía seguro y a gusto. Ni siquiera ahora sería capaz de explicarlo, o quizás si. Entre ellos no hacían falta palabras.
Pero un día, sintió aquello. Como si e arañaran la cara por dentro.... Algo malo iba a ocurrir....
Otro día de playa, pero distinto. Había calima y no podía ver el azul infinito del cielo que tanto le gustaba....... el azul infinito del cielo, como el iris de aquella mujer... Se acercó a él, se agachó y le miró a los ojos.... Y volvió a sentir aquella sensación, era desagradable y tenía miedo. Se alejó de allí todo lo rápido que le permitía su pequeño cuerpo, corrio hasta donde estaba su madre...
Aquel día hubo un gran revuelo en la playa. La niña con la que tanto le gustaba jugar desapareció. Y nadie logró encontrarla.
Despertó sudoroso. Estaba en la parte trasera de la furgoneta, en un area de servicio. De nuevo era de noche. ¿Habría dormido todo el día?
Se aseó en el baño de la gasolinera y compró para comer. Tenía que desacerse de la furgoneta, probablemente la estuvieran buscando o no tardarían en hacerlo....
Y recordaba lo que había soñado.... Hacía mucho tiempo que no se acordaba de aquello ocurrió cuando era pequeño, muy pequeño... Otra vez....
Quizás, quienes se llevaron a esa niña se llevaron también a Miriam. Y estaban detrás de él.... otra vez....
Mientras dormía, su mente seguía trabajando. Y volvía a virir esa sensación, esa intuición que había sentido antes de que Miriam. Esa sensación tan descorazonadora no le era desconocida..
Sol, calor, brisa, olor a mar y las manos de su madre poniendole crema en la cara. Arena, cubos, palas y castillos.
Era todavía demasiado pequeño para saber lo que era el amor. Pero le gustaba estar cerca de aquella niña. Jugar con ella, hacer castillos de arena. A su lado se sentía seguro y a gusto. Ni siquiera ahora sería capaz de explicarlo, o quizás si. Entre ellos no hacían falta palabras.
Pero un día, sintió aquello. Como si e arañaran la cara por dentro.... Algo malo iba a ocurrir....
Otro día de playa, pero distinto. Había calima y no podía ver el azul infinito del cielo que tanto le gustaba....... el azul infinito del cielo, como el iris de aquella mujer... Se acercó a él, se agachó y le miró a los ojos.... Y volvió a sentir aquella sensación, era desagradable y tenía miedo. Se alejó de allí todo lo rápido que le permitía su pequeño cuerpo, corrio hasta donde estaba su madre...
Aquel día hubo un gran revuelo en la playa. La niña con la que tanto le gustaba jugar desapareció. Y nadie logró encontrarla.
Despertó sudoroso. Estaba en la parte trasera de la furgoneta, en un area de servicio. De nuevo era de noche. ¿Habría dormido todo el día?
Se aseó en el baño de la gasolinera y compró para comer. Tenía que desacerse de la furgoneta, probablemente la estuvieran buscando o no tardarían en hacerlo....
Y recordaba lo que había soñado.... Hacía mucho tiempo que no se acordaba de aquello ocurrió cuando era pequeño, muy pequeño... Otra vez....
Quizás, quienes se llevaron a esa niña se llevaron también a Miriam. Y estaban detrás de él.... otra vez....
3 comentarios
Mariose -
Ando por aquí buscando tu sueño... a ver si lo encuentro antes de quedarme yo dormida.
dragonfly -
Besotes y gracias por tus comentarios mañaneros
Marta -
1 beso.