Intuición (V)
Te mueves en silencio, como un gato. Miriam siempre le decía eso y aun ahora se preguntaba si se trataba de un reproche o de una simple apreciación.
Se quedó quieto un instante sobre la azotea. La grava crujiendo bajo sus pies de gato se le antojaba un estruendo tremendo en medio de la noche, temía llamar la atención.
Desde pequeño tenía una facilidad innata para trepar a lugares altos, primero los barrotes de su cuna, después árboles, tapias, postes del teléfono. Y cuando fue un poco mayor pudo trepar a afiladas cumbres alpinas, cerca del cielo, donde el silencio y la luz e incluso los latidos de su corazon eran especiales.
Ya hacía tiempo que no trepaba a tapias ni a balcones, le bastaban las paredes de un rocódromo o las afiladas aristas de La Cabrera, donde se escapaba siempre que podía.
Unos pocos pasos mas y ya estaba sobre el ático de Miriam. Entre sus planes no estaba romper el precinto policial. Si le encontraban registrando su piso... sería terrible, pasaría a ser el principal sospechoso. No entraba en sus planes.
Dejó el rollo de cuerda que llevaba al hombro en el suelo y busco un lugar donde fijarlo. Mmmm rodeando aquella chimenea, si, parecía sólida. La pasó por el desdendedor y se acerco al borde de la azotea.
Bajó despacio, como una araña desdendiento a través de su hilo, hilo de Ariadna, buscando un leve detalle, una pista de donde se encontraba Miriam, de quien se la había llevado...
Sus pies de gato rozaron suavemente las baldosas de la terraza. Sacó la cuerda del descendedor y alagro el brazo hasta la puerta. Estaba abierta, casi imperceptiblemente, pero abierta.
El interior estaba tal y como lo recordaba, apenas una semana antes había estado allí. Recorrió lentamente cada estancia a la luz de una linterna. Todo estaba perfectamente ordenado (Miriam era muy cuidadosa, constantemente le regañaba por como tenía su casa, la mesa del trabajo, el maletero del coche....).
Estaba a punto de marcharse cuando se dio cuenta de que no había visto su portatil por ningún sitio... Ahora que lo pensaba, su ipaq tampoco apareció en el coche....
Después de mucho buscar, todo lo que encontró fue una pequeña cámara digital. Quizás le diera alguna pista.
Se fue por donde había venido, con el mismo silencio.. como un gato..
Pero algo no andaba bien. Estaba nervioso, con los nervios a flor de piel, de nuevo con la sensacion de que algo malo iba a ocurrir...
Apenas le dio tiempo a poner los pies en la seguridad del suelo. Unos brazos surgieron de la nada y le apretaron un trapo empapado en un líquido de olor fuerte contra la cara...
Se quedó quieto un instante sobre la azotea. La grava crujiendo bajo sus pies de gato se le antojaba un estruendo tremendo en medio de la noche, temía llamar la atención.
Desde pequeño tenía una facilidad innata para trepar a lugares altos, primero los barrotes de su cuna, después árboles, tapias, postes del teléfono. Y cuando fue un poco mayor pudo trepar a afiladas cumbres alpinas, cerca del cielo, donde el silencio y la luz e incluso los latidos de su corazon eran especiales.
Ya hacía tiempo que no trepaba a tapias ni a balcones, le bastaban las paredes de un rocódromo o las afiladas aristas de La Cabrera, donde se escapaba siempre que podía.
Unos pocos pasos mas y ya estaba sobre el ático de Miriam. Entre sus planes no estaba romper el precinto policial. Si le encontraban registrando su piso... sería terrible, pasaría a ser el principal sospechoso. No entraba en sus planes.
Dejó el rollo de cuerda que llevaba al hombro en el suelo y busco un lugar donde fijarlo. Mmmm rodeando aquella chimenea, si, parecía sólida. La pasó por el desdendedor y se acerco al borde de la azotea.
Bajó despacio, como una araña desdendiento a través de su hilo, hilo de Ariadna, buscando un leve detalle, una pista de donde se encontraba Miriam, de quien se la había llevado...
Sus pies de gato rozaron suavemente las baldosas de la terraza. Sacó la cuerda del descendedor y alagro el brazo hasta la puerta. Estaba abierta, casi imperceptiblemente, pero abierta.
El interior estaba tal y como lo recordaba, apenas una semana antes había estado allí. Recorrió lentamente cada estancia a la luz de una linterna. Todo estaba perfectamente ordenado (Miriam era muy cuidadosa, constantemente le regañaba por como tenía su casa, la mesa del trabajo, el maletero del coche....).
Estaba a punto de marcharse cuando se dio cuenta de que no había visto su portatil por ningún sitio... Ahora que lo pensaba, su ipaq tampoco apareció en el coche....
Después de mucho buscar, todo lo que encontró fue una pequeña cámara digital. Quizás le diera alguna pista.
Se fue por donde había venido, con el mismo silencio.. como un gato..
Pero algo no andaba bien. Estaba nervioso, con los nervios a flor de piel, de nuevo con la sensacion de que algo malo iba a ocurrir...
Apenas le dio tiempo a poner los pies en la seguridad del suelo. Unos brazos surgieron de la nada y le apretaron un trapo empapado en un líquido de olor fuerte contra la cara...
4 comentarios
dragonfly -
Marta -
dragonfly -
Bueno, por lo menos no teje sus propias telas de araña, sino que utiliza cuerdas....
pd: ¿que tal te llevas con spiderman?
Marta -