Se abre
Ayer, al ver por la tele la más que discutible maniobra de Rossi en la última curva del GP de Jerez (sacó a Manuel "Sete" Gibernau de pista), recordé lo que me había pasado la tarde anterior yendo en bici.
Me dio la neura de irme a hacer fotos al Windsord, pero llegando allí en bici... Bueno... tambien quería pasar por.... (eso mejor os lo cuento otro día).
Pos nada, pillo mi burrila, la mochila con la cámara de fotos, me abrigo que hacía un viento del copón y para allá que me voy.
Estaba a punto de llegar al Paseo de la Castellana por la Calle Hermanos Bécquer -a lado de la embajada de EE.UU, por si os dice algo-. Me encanta esa calle, es en bajada y tiene unas curva preciosa.
Antes de trazar esa izquierda que tanto me gusta, ya había dibujado la trazada en mi cabeza: por el exterior del carril derecho, bien pegadito a la derecha para no estorbar a nadie. Estaba en el momento, al comienzo de una curva, en que empiezas a inclinar, cuando me dio por mirar por el rabillo del ojo, hacia la izquierda y hacia atrás. Me topé con un coche plateado a no más de un palmo de por donde yo iba. Creí, temí que iba a seguir abriendo la trazada, podía acabar tirándome o haciendo que me comiera una isleta. Opte por levantar la bici, y tirar recto esquivando la isleta... Por suerte había escapatoria...
Todavía con el susto en el cuerpo y lleno de rabia, en lugar de segir recto, frené, di la vuelta y me fuí derecho a por el maldito 206 plateado que me la había jugado. Estaba parado un poco más adelante en un semáforo, llegue hasta su altura culebreando entre los coches muy cabreado. Pero cuando estaba junto a él pasé de largo y seguí hasta el semaforo. Había pensado (bueno.... pensar no es la palabra más adecuada) en decirle cuatro cositas al conductor o incluso en dejarle un regalito en forma de rayazo (solo tenía que sacar las llaves de casa y....).
Pero eso sería rebajarme a su altura.
Me dio la neura de irme a hacer fotos al Windsord, pero llegando allí en bici... Bueno... tambien quería pasar por.... (eso mejor os lo cuento otro día).
Pos nada, pillo mi burrila, la mochila con la cámara de fotos, me abrigo que hacía un viento del copón y para allá que me voy.
Estaba a punto de llegar al Paseo de la Castellana por la Calle Hermanos Bécquer -a lado de la embajada de EE.UU, por si os dice algo-. Me encanta esa calle, es en bajada y tiene unas curva preciosa.
Antes de trazar esa izquierda que tanto me gusta, ya había dibujado la trazada en mi cabeza: por el exterior del carril derecho, bien pegadito a la derecha para no estorbar a nadie. Estaba en el momento, al comienzo de una curva, en que empiezas a inclinar, cuando me dio por mirar por el rabillo del ojo, hacia la izquierda y hacia atrás. Me topé con un coche plateado a no más de un palmo de por donde yo iba. Creí, temí que iba a seguir abriendo la trazada, podía acabar tirándome o haciendo que me comiera una isleta. Opte por levantar la bici, y tirar recto esquivando la isleta... Por suerte había escapatoria...
Todavía con el susto en el cuerpo y lleno de rabia, en lugar de segir recto, frené, di la vuelta y me fuí derecho a por el maldito 206 plateado que me la había jugado. Estaba parado un poco más adelante en un semáforo, llegue hasta su altura culebreando entre los coches muy cabreado. Pero cuando estaba junto a él pasé de largo y seguí hasta el semaforo. Había pensado (bueno.... pensar no es la palabra más adecuada) en decirle cuatro cositas al conductor o incluso en dejarle un regalito en forma de rayazo (solo tenía que sacar las llaves de casa y....).
Pero eso sería rebajarme a su altura.
7 comentarios
Dragonfly -
Por mucha sangre caliente que tenga... lo de tomarme la justicia por mi mano, aunque sugerente, no me parece una solucion civilizada...
covi -
BESUKOS!!
vergonzoso -
dragonfly (currando) -
Tengo mi genio, pero en el fondo soy un pedazo de pan...
Un beso!
Aurawa -
Besitos
dragonfly (currando) -
Marta -
Un beso