Órbita cementerio
«A 36.000 kilómetros de la tierra leyó ella se halla una órbita geoestacionaria, fija a la atmósfera porque se mueve a la misma velocidad de la Tierra: la Órbita Cementerio, como se denomina a aquella a la que se envían los satélites cuando pierden su vida útil. Todos los satélites disponen de una energía de reserva, de forma que, si se presenta algún problema, este último remanente de combustible se aprovechará para enviarlos a esa órbita, donde quedarán fijos en el espacio sin necesidad de ningún motor que los mantenga en su sitio.» O sea, para entendernos, que los pobres satélites son como elefantes que van a morir a su necrópolis común. No deja de tener su lado poético, si lo piensas. Imagínate, Bea: unos cachivaches enormes cuya labor principal era la comunicación, mudos, aislados para siempre, rodeados de un ejército de cachivaches similares que tampoco podrán comunicarse nunca más. Alucinante, ¿no?
(...............)
A veces pienso, Mónica, donde quiera que estés, que a mí me ha pasado lo mismo. Que fui enviada al mundo con una misión: comunicarme con otros seres, intercambiar datos, transmitir. Y sin embargo, me he quedado sola, rodeada de otros seres que navegan desorientados a mi alrededor en esta atmósfera enrarecida por la indiferencia, la insensibilidad o la mera ineptitud, donde una nunca espera que la escuchen, y menos aún que la comprendan. A nuestro alrededor giran universos enteros, estrellas, soles, lunas, galaxias, aerolitos, grandes constelaciones, nubes de gas y polvo, sistemas planetarios, materia interestelar. Hasta basura espacial. Pero sobre todo, un silencio insondable que todo lo absorbe. Un vacío enorme y negro, una quietud indescifrable.
Y aunque sé que no debería ser así, el caso es que me siento a millones de años luz de cualquier señal de vida, si la hay, que se desarrolle a mi alrededor. Siento que navego en la órbita cementerio.
Lucía Etxebería, Beatriz y los cuerpos celestes
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A veces pienso, Mónica, donde quiera que estés, que a mí me ha pasado lo mismo. Que fui enviada al mundo con una misión: comunicarme con otros seres, intercambiar datos, transmitir. Y sin embargo, me he quedado sola, rodeada de otros seres que navegan desorientados a mi alrededor en esta atmósfera enrarecida por la indiferencia, la insensibilidad o la mera ineptitud, donde una nunca espera que la escuchen, y menos aún que la comprendan. A nuestro alrededor giran universos enteros, estrellas, soles, lunas, galaxias, aerolitos, grandes constelaciones, nubes de gas y polvo, sistemas planetarios, materia interestelar. Hasta basura espacial. Pero sobre todo, un silencio insondable que todo lo absorbe. Un vacío enorme y negro, una quietud indescifrable.
Y aunque sé que no debería ser así, el caso es que me siento a millones de años luz de cualquier señal de vida, si la hay, que se desarrolle a mi alrededor. Siento que navego en la órbita cementerio.
Lucía Etxebería, Beatriz y los cuerpos celestes
7 comentarios
Whisper -
Dragonfly -
covi -
BESUKOS!!!el refriado va mejor aciasssss!!!
Dragonfly -
(Lo he puesto en la parte de abajo del post)
Besitos!
y que te mejores de tu resfridado!
covi -
BESUKOS!!
Dragonfly -
Así es como me siento ahora, atrapardo en la órbita cementerio...
Orto beso para ti!
Nimue y su kaos -
me encanta, has escogido un buen fragmento :), a mí personalmente me encanta le principio de la página 19 :)
un besazo enorme