Voces (reloaded)

El piloto comprobó de nuevo la pantalla del radar. Aquel objeto, una brillante luz delante de su avión, a unas tres millas, no aparecía en su radar....
¿Cómo era posible? Llamó por radio al EVA (escuadrón de vigilancia aéa) número 3. Aquelo tampoco aparecía en sus radares.
Las alas del caza rasgaban el aire de la noche: clara, serena, con una visibilidad excelente.
Se encontraba de nuevo en su medio natural, en el aire, cara a cara con el vacío, esa nada que no tenmía sino que desafíaba una y otra vez, jugando con él, aferrado a los mandos de su avión.....
Acariciando las nubes, cerca del cielo, donde sin duda estaba su hija....
Ainara...
Aunque no podía, no debía distraerse ni un solo instante, recordaba su pelo negro, sus vivaces ojos color miel, su risa. Apretaba los dientes mientras su corazón se encogía de nuevo de dolor: la pequeña Ainara no estaba ya a su lado...
La Madre de Ainara, su mujer, al despedirse de él antes de cada misión, siempre le decía que aquel trabajo suyo era muy arriesgado. Que debía pensar en su hija. Con su brillante expediente no le costaría encontrar algún puesto en tierra, sin salir del ejercito, desempeñando labores administrativas.... Pero él amaba demasiado volar, jugar con el vacío, sentir como miles de caballos le impulsaban a velocidades superiores a la del sonido. No era un irresponsable:de sobra conocía los riesgos. Simplemente los aceptaba y tomaba todas las precauciones posibles.
Pero fue en tierra, en la firmeza del suelo, donde la pequeña Ainara perdió la vida, cerca de casa, en la calle, sobre el asfalto, bajo las ruedas de un coche.
Sintió como el mismo vacío con el que jugaba cada día le daba la espalda, le lanzaba a un pozo de profindidad insondable, mas negro que la más oscura de las noches.
Una depresión, dictaminaron los psiquiatras.
Lo perdió todo, todo. Su trabajo, su mujer, todo. Era incapaz de dormir: cada vez que conciliaba el sueño, despertaba empapado en sudor. De nuevo había escuchado la voz de su hija, que le llamaba....
Pero todo eso era agua pasada, ahora estaba de nuevo donde quería estar, acariciando las nubes, cara a cara con el vacío. Y aquella luz seguía delante de él: a veces se acercaba, otras se acercaba, trazaba quiebros imposibles, subía y bajaba a su antojo.
Alcanzo 1.6 de match y le pareció que se acercaba al objeto. Entonces...
¡Hola papa!
La radio escupió la voz de Ainara...
PD: aunque parezca increible, esta basado en hechos reales, algo que escuché en uno de esos programas que me encantan sobre fenómenos paranormales, el espacio en blanco (que nadie se moleste en buscarlo por el dial, se lo cargaron)
3 comentarios
Dragonfly -
puede que lo hayas escuchado en uno de esos dos programas, en milenio 3 han hablado de ovnis..
Un saludo
Trantor -
Nimue y su kaos -