Lazarillo
Estaba a punto de cruzar los torniquetes del metro cuando he visto al anciano con el bastón blanco. Me ha pedido ayuda, pues apenas veía nada ya, solo bultos, y necesitaba que alguien le guiara hasta una estación de autobuses cercana. Me he ofrecido encantado, se ha cogido de mi brazo y le he llevado hasta la estación de autobuses. Le iba cantando, cual copi, los obstaculos que había en el camino: escaleras, semáforos, bordillos, los palotes metálicos que ponen para que no aparquen en la acera. Lo más curioso es que el anciano era de Cuenca, como mis padres y se iba para allá a pasar unos días :D
2 comentarios
Sory -
Una buena acción siempre sienta bien.
Besazo de viernes!
Marta -