Barro
Viernes. De camino para el pueblo. Ha dejado de llover, menos mal. Que mal se conduce con lluvia y más si es intensa. Pero ya no llueve y estoy cerquita del pueblo. Estoy satisfecho, es el primer viaje largo que hago yo solo y todo ha ido bien.
Pero claro, cuando llegas a tierras de sobra conocidas, empiezas a pasarte de listo y luego pasa lo que pasa.
Podía dar un rodeo de 40 km por carretera o intentar ir por el “atajo”, que implica meterse por una carretera en construccion (todavía de tierra) por una pista, pasar un viejisimo puente y superar curvas... cuestas, que con el terreno seco se pasan sin problemas yendo despacito.... Pero con barro y yendo con un turismo... es otro cantar... Y después de todo el día lloviendo seguro que había barro.
Decidí intentarlo. Ver como estaba el principio del camino y decidir si seguir o no.
Pero el principio estaba bien. Una cuestecita para llegar a la nueva carretera donde el coche patinó un poco pero nada más.

Despacito recorro la enorme pista de tierra que algún dia será una carretera. Incluso me paro a hacer una foto...El piso es bueno y no hay barro. Pero luego la cosa empeoró. Dejo la carretera en construcción y me meto por un camino. Tengo que bajar hasta el rio. Justo antes de llegar al puente el camino mejora, aunque después hay una subida bastante empinada. Pero hay espacio para coger impulso.
Antes de eso me esperaban algunas subiditas, estilo toboganes, curvas y otra bajada, con mas toboganes... El piso empeora, hay barro y el coche patina claramente en la primera subida, es una sensacion terrible notar que aceleras y el coche sube de vueltas sin avanzar, pero con el impulso que llevo la paso... Uff, justito. Una curva a la izquierda que no se muy bien como la trazo, porque el coche empezaba a hacer lo que le daba la gana, ignorando mis ordenes. Curva a la derecha y empezamos a bajar. El coche se me va de detrás pero mucho (todo a esto a 20 por hora o menos, claro) contravolanteo, me veo fuera del camino y en el ultimo momento logro mantenerme dentro de la pista.
Siento pánico. Pero ya no puedo volverme atrás. Muy despacito sigo bajando en segunda, pero manteniendo la inercia. Recordaba un fragmento de El Dakar, de Javier Olave
El fango es un poderoso cepo. Mientras la inercia te permite resbalar por encima, el coche avanza. Pero, en cuanto el coche se para, volver a arrancar es un tormento.
Pienso que en cualquier momento acabaré atascado en los margenes del camino, que son bastante altos, espero que no cabeza abajo, o haré un trompo. Me veo llamando a mi padre diciendole que me he quedado atascado uff....
Estoy mas cerca del rio. Allí el terreno es más blando y los camiones de las obras han ido formando caminos alternativos según se iban formando roderas. Eligo el de la derecha del todo, espero no equivocarme, porque las rodeas son altas y el coche que llevo es bajito, puedo quedarme empanzado con nada. Segunda, un poco de gas y salgo de esa zona y llego al puente. El piso es mucho mejor, arena y grava compactada. Cojo impulso y salvo la última cuesta gorda... Ufff
Me sentí tremendamente aliviado y juré no meterme nunca más en un berengenal de estos....
Al llegar a casa lo primero que hice es hacerle una foto al coche, daba pena verlo, todo lleno de barro. De nuevo la máquina verde ronroneaba orgullosa al ralenti, como quitandose importancia... “de peores he salido”.

2 comentarios
Dragonfly -
La verdad es que se ven las cosas de forma muy distinta cuando se va conduciendo, hay que estar muy atento y si llueve, todavía más, no te da tiempo a apreciar los paisajes, pero a la vez estoy satisfecho de haber hecho tantos km del tirón sin ningún problema.
Me alegro de que te acordaras de mi, seguro que me mandaste energía positiva y claro que me llegó!
Besotes
Marta -
Prueba superada!