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Dragonfly

Hierba

Hierba de abril, fresca, agitada por el viento, al borde de la carretera. A través de la ventanilla del bus se me antojó preciosa. Me apetecía correr por ella -aunque el terreno era un pelín accidentado y seguro que me había calzado una buena leche :P-.
Cuando el bus se detuvo al llegar a su destino, solo cemento y asfalto bajo mis piés. Y después la boca del metro que me engulló durante muchos minutos en sus entrañas de hormigón.
Demasiado tiempo entre cuatro paredes delante del ordenador

1 comentario

Marta -

Muy cierto, los que vivimos en la ciudad, queremos -o al menos, unos cuantos- sentir algo de la naturaleza. Está todo tan gris y frío...

besos